lunes, 23 de septiembre de 2013

EL DISCIPULADO

DISCIPULANDO…

CREÍ EN JESÚS ¿Y AHORA, QUÉ? (I)

En primer lugar. Creer en Jesús es un acto de singular trascendencia mediante el cual la persona confiesa delante de Dios que es un pecador, que desea que  Jesús perdone todos sus pecados, limpie su corazón con la sangra derramada por Él en la cruz del calvario,  se arrepienta sinceramente  de haber ofendido a Dios, y esté dispuesto a abandonar la anterior vida pecaminosa a  la cual promete no volver jamás.  “Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban ¿ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete y no peques más”.   (Juan 8:1-11). 
El acto de recibir a Jesús como Salvador personal puede hacerlo en su casa, o en cualquier lugar en donde se encuentre, ya que es un acto estrictamente individual, pero preferiblemente en la iglesia cristiana que haya visitado y en este caso con la asesoría del pastor o de los ancianos. Si lo has decidido con toda sinceridad delante de Dios, te habrás convertido en una nueva criatura (De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es…). Ahora eres un hijo de Dios “…a todos los que le recibieron les dio potestad de ser llamados hijos de Dios…(Juan 1:11-13). Habrás obtenido la salvación “…porque no envió Dios a su hijo al mundo para condenar al mundo,  sino para que el mundo sea salvo por él (Juan 3:17; Hechos 16:29-31).
En segundo lugar. Tienes un Padre Celestial, has sido añadido a una familia cuyos miembros son todos aquellos que como tú, han creído en Jesús, por lo cual es necesario unirte a ellos e ir a una iglesia cristiana evangélica a escuchar la Palabra de Dios y las enseñanzas de parte del pastor, allí aprenderás a conocer las doctrinas básicas contenidas en la Biblia. Para ello debes conseguir un ejemplar de la Biblia. Aprenderás así mismo los cánticos de alabanza a Dios, y cómo debes adorarle.
Deberás bautizarte cumpliendo de ese modo el sagrado mandamiento del Señor, así como Él también lo hizo: “Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán para ser bautizado por él… Y Jesús, después  que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.    (Mateo 3:13,16,17)…
Continuará…


DISCIPULANDO…

Creí en Jesús, ¿y ahora, qué? (II)

…El bautismo tiene un significado muy importante, pues, Es una orden del Señor de Jesucristo a través de los apóstoles: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…”.  (Mateo 28:19) San   Pablo escribió:“porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva… Con él fuisteis sepultados en el bautismo, y en él fuisteis también resucitados por la fe en el poder de Dios que lo levantó de los muertos”  (Romanos 6:4; Colosenses 2:12). Puedes ampliar la información respecto al bautismo en tu Biblia, leyendo: Marcos 16:16; Hechos 8:12-13,35-39).

    Tu relación con Dios. Dios es santo y exige de nosotros que seamos santos como él.  Esto quiere decir que debes apartarte de todo lo que signifique maldad. Tu conducta debe ser diferente a la de antes; hablar sin groserías, dejar toda clase de vicios, controlar tu carácter ante las circunstancias adversas, aprender a perdonar, amar a quienes te adversan o no. Te va a `parecer muy difícil, como lo ha sido para muchos que, como tú, han decidido seguir a Cristo No existe más que una sola manera de lograr vencer todas estas obras de la carne, y Jesús te ofrece las herramientas adecuadas para lograrlo: Orar todos los días al Padre Celestial en el nombre de Jesús; contarle a él cualquier problema que te agobie: hablarle como a un amigo que está a tu lado para ayudarte; Si sientes quebrantamiento de tu corazón, decírselo llorando a solas en tu intimidad; mantenerte cerca de otros creyentes que hayan aprendido cómo vivir una vida santa. Concurrir a los cultos de la iglesia. Ante situaciones sobrevenidas que puedan confundirte, solicita la asesoría de tu pastor. Él también está  interesado en ayudarte.

Creí en Jesús, ¿y ahora qué?

 …Hay muchas cosas que debes saber: Una cosa es haber creído en Cristo, y otra es “estar en Cristo”. Te lo explicaré. Creíste en Cristo, lo aceptaste y eres salvo. Ahora para que logres tu pleno desarrollo y produzcas fruto, debes “permanecer en Cristo”. Permanecer es sinónimo de “estar”. Es decir: el viejo hombre que eras antes de haber creído, el cual está tipificado en Gálatas 5:19-21 (léelo, por favor), y cuyas obras no eran agradables a Dios, debe ser transformado progresivamente hasta alcanzar la imagen del hombre nuevo, produciendo frutos que son propios de la obra del Espíritu Santo en tí, por lo que tu comportamiento debe ser diferente ante Dios y ante los hombres. Ante Dios, porque Él es Santo y exige que nosotros también lo seamos. Ante los hombres porque mediante ese comportamiento estás testificando que Dios tiene poder, no solo para salvar, sino también para transformar al hombre. Eso es lo que significa “estar” en Cristo.
    No es fácil, pero el Señor te ayudará si se lo pides con fe en oración, para ello necesitas tomar tú mismo la iniciativa, según el apóstol Pablo en Efesios. Observa en esta cita el imperativo de los verbos: despojar, renovar, vestir,  hablar,  pecar, dar, contristar, quitar, ser, en los versículos 22, 23, 24, 25, 26, 27, 30, 31, 32. Es una orden, un mandato.   De la misma manera  ordena el apóstol en Colosenses 3: Observa los verbos: hacer, dejar, mentir, vestir, hacer, ser,  (versos  1, 8, 9, 12, 14, 13). Lee estos versículos y aplícalos en el momento de cualquier tentación.
    Es bueno recalcar esto, ya que con mucha frecuencia se oye decir: “Cuando recibas a Jesucristo Él te quitará todos los vicios y te transformará en una nueva persona”. Según hemos leído, Jesucristo lo hará si tú tomas la iniciativa.  Pero eso se logra solo cuando se está en Cristo. Es bueno estar en la congregación y sentir el calor de los hermanos reunidos en amor alabando y adorando al Señor, pero lo anteriormente expuesto  corresponde a tu vida personal e íntima con Dios. Y tu autoridad la puedes ejercer en tu trabajo en tu aula de clases, en tu entrar y salir, en tu trato con el prójimo.
   Te recomiendo que leas Proverbios 1:1-16. Es bastante propicio en cualquier situación.

Continuaremos…