jueves, 8 de diciembre de 2011


El apóstol Pablo y el derecho
“Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan”. (Hebreos 10:1).
El anterior versículo, tomado de la epístola escrita por el apóstol Pablo a los hebreos, comienza a ahondar en la explicación espiritual de la justificación por la fe. No obstante, en el presente texto buscamos aplicarla también a otros efectos, sin pretender entrar en la profunda interpretación exegética que requeriría un estudio más amplio y digno. Sencillamente, siguiendo la norma de que la Palabra de Dios es “espada de dos filos”, aplicaremos esta palabra inspiradora del autor del libro de los hebreos a otro supuesto de hecho, además del que el propio autor pretendió.
Como es sabido, el apóstol Pablo era un eminente jurista de la ley hebrea, instruido a los pies de Gamaliel (Hech. 22:3; 23:25-29) y es de esperar que tuviera influencia notable del propio derecho romano que conocía a la perfección, así como de las normas comunes del derecho de gentes aplicable para su época. Esto lo revela la magistral exposición que él hace en la epístola a los romanos tocante al respeto a las autoridades humanas (Rom. 13:1-7; Tito 3:1), así como la referencia a algunas figuras jurídicas de hoy día, como la herencia, la curatela (Gál. 4:1-2) el testamento (Hebreos 9:15-18), la esclavitud (Filem. 1:10-18; 1ª. Tim. 6:1-2),.el ejercicio de sus derechos como ciudadano romano (Hech. 16:35-39). Por ello es probable que aplicara la lógica legal para explicar mucho de la Palabra que le era dada.
En este sentido podríamos concluir, legalmente hablando, que la norma como tal no perfecciona a ningún individuo. Procura y busca hacer un mundo perfecto, ideal, que contrasta con las numerosas injusticias que suelen darse en la sociedad. Pero en el ámbito espiritual, esta perfección es lograda con Jesucristo en su acción redentora y justificadora como Hijo de Dios. En el plano legal específico, la perfección de las leyes humanas viene dada por los valores que detenta la persona a la que le es aplicada, es decir, el respeto que tenga por las leyes y por sus semejantes. De nada sirve por ejemplo, que haya normas que regulan las formas de conducir un vehículo, si las personas insisten en irrespetarlas. La Ley de Tránsito es letra muerta si las personas a las que busca regular y proteger no intentan seriamente respetarla, y son los funcionarios competentes los encargados de garantizar su cumplimiento con ética y pulcritud, así como en todas las normas que conforman nuestro ordenamiento jurídico.
Del mismo modo como en el plano espiritual se pide continuamente para que la justificación de Jesucristo esté presente en todos los actos día a día de sus hijos, ojalá también el Espíritu Santo guíe a los suyos y a toda la comunidad, a un verdadero respeto individual y colectivo de las normas de convivencia mínimas para una mejor ciudad, un mejor país, y con ocasión al ejemplo proporcionado anteriormente, también a mejores conductores de vehículos, mejores usuarios del transporte público, mejores servidores públicos, mejores padres, mejores hijos, mejores profesionales, estudiantes, amas de casa, obreros responsables que procuren cumplir sus labores terrenas, cualesquiera sean éstas, reflejando la transparencia y valores que se predica en las congregaciones.
Abog. Daniel David Fernández Fontaine

martes, 29 de noviembre de 2011

DIOS Y SU SOBERANÍA SOBRE LOS REINOS DE LA TIERRA


Desde que Dios creó al hombre, hasta nuestros días, él siempre ha mantenido autoridad y dominio sobre los gobiernos que los hombres han establecido en la tierra en sus diferentes formas y sistemas; llámese imperios, monarquías o cualquier tipo de gobierno establecido por el hombre. Si el hombre no hubiera pecado, Dios ejercería de manera directa su soberanía sobre el gobierno de los hombres, pero como dice el apóstol Pablo: “pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y  su necio corazón fue entenebrecido”. De manera, que Dios ahora ejerce de forma indirecta, la administración de los gobiernos de la tierra, por medio de soberanías designadas.
El salmo (103: 19) dice : “Jehová estableció en los cielos su trono, y su reino domina sobre todos” (Dn 4: 17, 25, 32) es más explicito aun …. “ para que reconozcan los vivientes que el altísimo gobierna el reino el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres “. Dios, aunque tiene absoluta autoridad, puede ejercer esta soberanía por medio de individuos que son como causas secundarias; de manera, que Dios puede obrar soberanamente a través de los hombres, para llevar a cabo sus planes, y aunque ignoren que están siendo un instrumento de Dios para cumplir un propósito, no obstante la voluntad de Dios es ejecutada: Las siguientes citas bíblicas ilustran de manera muy clara lo predicho (Jer 25: 8-12; 27: 4-8). .Dios también puede ejercer su soberanía, mediante la intervención directa sobre la autoridad de los hombres, a través de señales. (Ex  7: 3,4)  “Y yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto mis señales y mis maravillas y Faraón no os oirá….”  Faraón no estaba consciente, que era un instrumento de Dios para cumplir un plan, que ya había sido trazado por Dios varios siglos antes, cuando le dijo a  Abraham : ….ten por cierto, que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años”  (Gen 15: 13; Ex 1: 6-14 ).
Otro caso que a que hace referencia la Biblia, es el de Ciro, fundador del imperio Persa, ya el profeta Isaías, había profetizado acerca de él (Is 44:28; 45:1-6) y Ciro no estaba enterado, que él era el siervo que Dios escogería para liberar el pueblo de Israel y reedificar el templo; y lo llama por su nombre, y esa profecía había sido escrita unos ciento sesenta años antes del nacimiento de Ciro, quien debió haberse enterado por medio del profeta Daniel, quien leyó las profecías de Jeremías (Jer 25:10; Dn 9:2) ; ese acontecimiento llevó a decretar la liberación de los judíos y su retorno a Jerusalén
(Esd 1: 1-2).
También, vale la pena mencionar el acontecimiento histórico ocurrido en mayo de 1948, relacionado con el nacimiento del estado de Israel; los judíos, debido a su desobediencia, al abandonar el culto a Jehová y entregarse a la idolatría, Dios levantó contra ellos a varios imperios tales como Babilonia, los Persas, Griegos y Romanos, todo esto contribuyó a su dispersión (diáspora) por todo el mundo. Pero Dios, a través del profeta Ezequiel les prometió, que les traería nuevamente a su tierra (Ez 36:24) . fue en mayo de 1948, cuando el gobierno Británico, que para ese entonces tenía el control sobre el territorio judío, y una ves que se cumple con la declaración de Las Naciones Unidas: nace el Estado de Israel; pero ninguno de  los organismos involucrados en este acontecimiento histórico, posiblemente no sabían que estaban una profecía que había sido escrita aproximadamente unos tres mil años antes.
La palabra de Dios se cumple dentro del tiempo (kairos) establecido por Él. Si Cristo prometió el traslado de su Iglesia, para luego establecer su gobierno aquí en la tierra, mantengamos viva nuestra fe y recordemos lo que dice en  (Ap 22:20). “Ciertamente vengo en breve”…. Y el apóstol Pedro dijo: “...no ignoréis que para el Señor, un día es como mil años y mil años como un día” (2P 3:8 )



Joel A. Fernández Medina

¿Le tenemos miedo a Dios?


    Me parece que sí. Vivimos la mayor parte del tiempo como esos hombres y mujeres del Antiguo Testamento, que se escondían de la presencia del Señor. Que cuando Dios se les aparecía inmediatamente pensaban que iban a morir, y entonces pedían que no se les acercara, porque sentían, al percibir Su maravillosa presencia, Su Ser perfecto, lo imperfectos que ellos eran. Somos como el apóstol Pedro, quien luego de la pesca milagrosa (el primer encuentro con el Señor Jesús) le dijo: apártate de mí Señor, que soy hombre pecador (Lucas 5:9). Esa es una reacción muy natural. Es lo que ocurre cuando se experimenta la cercanía de Ese Alguien tan diferente a nuestra propia condición humana. Alguien tan extraordinario. Tan fuera de este mundo. Sin embargo, tales encuentros con Dios tenían, y siguen teniendo, un mismo propósito: atraer a humanidad hacia Él. Dios siempre ha querido estar cerca de nosotros. Siempre. Desde que hizo a Adán.
    En ese primer encuentro de Pedro con Jesús, el Señor le dijo a Pedro dos cosas:
    Primero: al igual que a Moisés, a Gedeón, a Jeremías y a tantos otros. Y al igual que a ti y a mí. Nos dice: No tengas miedo. No tienes por qué temer. Sé que te han enseñado a tenerme miedo, pero Yo nunca he querido que sea así. Al igual que con tus padres terrenales, te asusta un encuentro de frente conmigo. Te asusta enfrentarte a Mí. Verme cara a cara. Hablarme de tus dificultades, de tus frustraciones. De tu enojo. De tu amargura. De tus secretos.
    Pero yo te digo otra vez: No tengas miedo de Mí. Yo no voy a hacerte daño, de ninguna manera. Si quieres confiar en Mí, Yo te voy a mostrar una Vida totalmente distinta. Si continúas cerca de mí, aprenderás a ver como Yo veo, te llenarás de Mí, e incluso podrás mostrarle a otros cómo venir a Mí.
    Y ese es el segundo mensaje de Dios para nosotros. A Pedro le dijo que de allí en adelante iba a pescar gente. A otros les dijo que iban a vencer a sus enemigos, a otros les mostró grandes eventos para advertir a los demás. Y para ti y para mí también tiene muchas cosas para compartir. Toda una Vida. Toda una eternidad.
    Si continuamos teniéndole miedo a Él, en vez de tener miedo de seguir por nuestra propia cuenta, nos perdemos la esencia de la vida misma. Si decidimos confiar a diario en Él, a cada instante, crecemos, aprendemos, vencemos. Y vivimos de verdad.
    Necesitamos romper con el ciclo en el cual cometemos alguna equivocación, pecamos y entonces nos escondemos de Dios, porque no podemos ser “suficientemente buenos” para estar con Él. ¡Eso es una gran mentira! Él se hizo suficientemente “malo” al cargar con nuestros pecados, para poderse asegurar el camino libre a nosotros. Él sabe lo que se siente ser indigno. Él se colocó totalmente en nuestros zapatos. Recordemos lo que dice Filipenses 2:5-8. Se bajó de Su propia dignidad y majestad, y se hizo hombre. Aprendió obediencia viviendo como uno de nosotros, aunque sin pecado. Y luego entregó Su vida, haciéndose pecado para que nosotros pudiéramos tener Su Vida en nosotros, por gracia mediante la fe en Él, creyendo, confiando en Él. Esa fe, esa confianza es una relación que se construye día a día, momento a momento, error tras error, cuando nos levantamos luego de cada fallo con la confianza de que Él está a nuestro favor, nunca en contra nuestra. Cuando aceptamos que nosotros mismos somos incapaces de hacer nada por mejorar nuestra condición. Que todas esas obras nuestras no son sino trapos inmundos. Que pueden parecer buenas, pero sólo son apariencias. Él desea que realmente concienticemos nuestra inmensa necesidad de Su dirección para nuestro vivir. Que dejemos de temer acercarnos a Él para decirle: ¿sabes? Si Tú no me guías, no sé por dónde ir. Si Tú no me dices cómo, no sé qué hacer. Estoy cansado (a) de simplemente vivir a mi manera, incluso de hacer “cosas buenas” y “portarme bien” según mi propio criterio. ¡Necesito que seas Tú Quien me dirija! Tú Quien mueva mi pensamiento, mis palabras y mis actos. Y si no lo haces pronto entonces esperaré a que lo hagas a Tu tiempo. ¡Voy a confiar en Ti!
    Esa es la oración de una persona que quiere estar y permanecer cerca de Dios. Que sabe que Dios conoce lo que es mejor para cada uno de nosotros. Y que se conoce a sí misma y por lo tanto sabe que en nuestra naturaleza no hay nada que valga la pena rescatar. Que nos es necesario morir cada día para poder vivir en Cristo cada día. Que necesitamos tomar en serio aquello de tomar la Cruz para poder seguirle entonces. No podemos resucitar sin morir primero. No podemos tener la vida de Cristo y la de nosotros al mismo tiempo. No podemos temerle a Dios y amarlo al mismo tiempo. Porque el miedo tiene que ver con el castigo, pero el amor elimina el miedo (1 Juan 4:18). Así que afirmémonos en esta verdad, de que Dios desea estar cerca, muy cerca de cada uno de nosotros para que, al conocerlo y conocer Su maravilloso amor por nosotros, nunca más tengamos temor, y podamos amar también nosotros como Él ama.
    El Señor se le apareció esa noche y le dijo: «Yo soy el Dios de tu papá Abraham. No tengas miedo que yo estoy contigo. Te daré mi bendición y haré que tengas muchos descendientes por causa de mi siervo Abraham» (Génesis 26:24).
    El Señor te dirigirá, estará contigo y no te dejará ni te olvidará. No tengas miedo» (Deuteronomio 31:8).
    Te repito: sé fuerte y valiente. No tengas miedo ni te desanimes porque el Señor tu Dios estará contigo donde quiera que vayas» (Josué 1:9).
    Y el Señor le dijo: —Cálmate, no tengas miedo, no vas a morir (Jueces 6:23).
    Te tomé, de lo más remoto de la tierra, te llamé de los rincones más lejanos, y te dije: “Tú eres mi siervo, te elegí y no te hice a un lado”. No temas, estoy contigo. Yo soy tu Dios, no tengas miedo (Isaías 41:9).
    Isa_41:13  Porque yo, el Señor tu Dios, te tomo de la mano. Yo soy el que te dice: “Te ayudaré, no tengas miedo”.
    No tengas miedo, porque no serás avergonzada. No te desanimes, porque no serás humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud y no recordarás la humillación de tu viudez (Isaías 54:4).
    Me  dijo: “Daniel no tengas miedo. Dios te ama. Recupera tu fuerza y ten valor”. »Mientras él me hablaba, yo empecé a sentirme mejor y dije: “Señor, háblame. Ya tengo fuerzas” (Daniel 10:19).
    Pero Jesús no les hizo caso y le dijo al dirigente: -No tengas miedo. Sólo ten fe (Maros 5:36, Lucas 8:50).
    El ángel le dijo: -No tengas miedo, María, porque Dios está contento contigo (Lucas 1:30).
    Entonces Jesús le dijo a Simón: -No tengas miedo. De ahora en adelante vas a pescar gente (Lucas 5:10b).
     Al verlo, caí a sus pies como muerto. Luego, él puso su mano derecha sobre mí y dijo: "No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último (Apocalipsis 1:17).

Dios nos revele esto en profundidad. En Él.



Miguel González
Médico siquiatra

miércoles, 12 de octubre de 2011

LOS JUEGOS DE ENVITE Y AZAR







¿ESTÁN PROHIBIDOS EN LA BIBLIA?
¿PUEDE UN CRISTIANO O UNA INSTITUCIÓN CRISTIANA UTILIZAR EL ENVITE Y EL AZAR PARA AUMENTAR SUS INGRESOS?
Muchas cosas en la Biblia no están prohibidas de una manera explícita o taxativa. Entendemos que hay asuntos que deben ser decididos por inferencia directa o indirecta de algún principio bíblico o de la conciencia cristiana del individuo y/o de un colectivo (iglesia local o nacional). El Apóstol Pablo les dijo a los hermanos de Corinto:
“Todas las cosas me son lícitas, más no todas convienen;  todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna”.  (1Co.6.12).
“Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.Ninguno busque su propio bien, sino el del otro”. (1Co.10.23).
“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios;como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos”. (1Co.10.31-33).

Por ejemplo, la Biblia no manda “No fumes”, pero sabemos que ese acto daña a nuestro cuerpo, y la Biblia dice: ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?  Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es”  (1Co.3.16-17).
Premisa 1: Somos el templo de Dios.
Premisa 2: Dios destruye a los que destruyen el templo de Dios.
Conclusión: No debemos destruir el templo de Dios. De allí inferimos que no es conveniente fumar, porque destruye el templo de Dios y Dios destruye al que tal cosa hace. Lo mismo decimos de la mariguana y otras drogas.
En lo concerniente a los juegos de azar y apuestas, pienso que los que tratan de justificar su práctica diciendo que la Biblia no dice nada al respecto, están desconociendo este principio hermenéutico.
Ahora, profundicemos en el asunto.En la Biblia encontramos seis principios con los cuales chocan los cristianos que permiten o practican tales juegos: 1. Ser buenos mayordomos  2. El honor al trabajo, 3. Saber esperar en Dios, 4. La libertad espiritual, 5. Comunion Eclesiástica 6. El Señor, nuestro Proveedor
1         Ser buenos Mayordomos.  (1 Co. 4:2)
En cuanto a la mayordomía, somos responsables de actuar como correctos administradores de los bienes que Dios nos ha dado: Ahora bien, 2se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel”.Dios nos da los recursos para usarlos con sabiduría,  por lo tanto, no debemos tener gastos irresponsables ni derrochar nuestro capital en inversiones que no están seguras de recuperarse, ya que al entregar nuestro dinero para ello, no sabemos qué va a sucederporque las probabilidades en contra son gigantescas; tal es el caso de estos juegos. Por otro lado, el hecho de que una institución cristiana organice uno de estos eventos para recaudar fondos con el fin cubrir un presupuesto, habla de una mala planificación administrativa y de un desconocimiento de lo que Dios estableció para sostener su obra: diezmos y ofrendas del pueblo.   
2. El honor al trabajo.  (2 Te. 3:6-10)   
La ética cristiana nos enseña que el hombre debe ser justo en lo social. Los pobres anhelan incrementar su bienestar social, ellos ven estos juegos como una oportunidad de salir de la pobreza o de adquirir algún bien necesario y como estos juegos sólo exigen una pequeña inversión en la cual pueden participar, lo hacen esperanzados, y al hacerlo, son despojados de una parte importante de su capital. Debemos añadir, que Dios estableció que el trabajo esforzado y honesto es el medio para prosperar y adquirir los bienes necesarios: ¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará;No estará delante de los de baja condición.(Pr.22.29). Si a Dios le hubiese parecido moral o conveniente el azar para tal fin lo hubiese señalado en un mandamiento expreso. Además no es justo que cientos, miles o millones inviertan su dinero y solamente uno o unos pocos reciban ganancias, es decir, el que gana lo hace a costa de muchos perdedores. Los que organizan rifas, bingos y otros con el fin de adquirir recursos económicos para “la obra de Dios”, consientes o inconscientemente se están aprovechando del deseo que tienen los pobres de enriquecerse rápido, y se convierten, por su ignorancia, en explotadores de la pobreza como lo hacen las empresas de loterías.
 
3. Saber esperar en Dios.
La paciencia es una virtud espiritual del cristiano. (Lc. 21:19; He.6.1). El deseo de "obtener algo por nada" es la base psicológica fundamental donde se basan los participantes de estos juegos. El hecho de perder, por lo general, hace que el jugador quiera intentar de nuevo con la esperanza de que la próxima vez sea redimido financieramente. Las ganancias a menudo abren el apetito por las emociones y alientan a tomar riesgos cada vez mayores. Pero la Biblia nos enseña que la impaciencia nos aleja de la  prosperidad y de las bendiciones de Dios: Se apresura a ser rico el avaro, y no sabe que le ha de venir pobreza”. (Pr.28.22). Los bienes que se adquieren de prisa al principio, no serán al final bendecidos. (Pr.20.21).Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza”. (Pr.21.5).El ejercer la paciencia diligentemente desde el punto de vista económico requiere salirnos de la actitud y la cultura imperante a nuestro alrededor para comenzar a mirar la vida desde un punto de vista diferente. El problema que experimentamos es que las continuas dificultades económicashan promovido desde nuestra niñez una actitud del «ya y ahora».

                  4 La Libertad Espiritual. 1 Ti. 6:9-10.
Atenta también contra la libertad espiritual.Los juegos de azar, bien sea que  gane o  pierda, ponen en riesgo la vitalidad de la relación de la persona con Cristo.Para algunas personas, los juegos de azar se hacen compulsivos, se convierten en una adicción, que los puede llevar a descuidar a su familia, a ignorar sus responsabilidades e incluso a robar o a cometer otros crímenes para mantener su adicción.Los riesgos personales de los juegos de azar pueden ir más allá de la pérdida de dinero. Muchas personas han perdido el respeto de sí mismas, su libertad, sus familias, su trabajo, etc. Como es siempre el caso, la persona involucrada en la conducta incorrecta no es la única que sufre. Los hijos, el cónyuge, los amigos, los familiares y la sociedad en general pagan un precio enorme por los efectos negativos acumulativos de los juegos de azar. La Biblia nos advierte: “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. ( 1Ti. 6.9-10). Como cristianos no podemos permitir que se abran puertas para aquellos que están o estuvieron atados a tal esclavitud.    
5 La Comunión Eclesiástica.
Es un abuso dentro de lo que se conoce como la libertad cristiana.La Biblia nos instruye: Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano”.(1Co.8.13). Creemos que somos amonestados por la Palabra de Dios que si cualquier cosa que hagamos hace caer a nuestro hermano, debemos dejarlo.Tal es el caso de las loterías, bingos, apuestas y demás juegos de azar. La comunidad cristiana evangélica en Venezuela (y otros países) siempre ha considerado tales cosas como prácticas mundanas y contrarias a la vida cristiana.Como individuos tenemos cierto nivel de libertad en Cristo con relación a nuestros puntos de vista y nuestras prácticas personales. Pero al hacerlo, debemos tener cuidado de no tomar una decisión basada en nuestra libertad personal, con la cual pudiésemos hacer que otra persona se vea afectada
        6. Dios como nuestro proveedor. (Gn. 22:14).
Depender del azar indica que no confiamos en Dios como nuestro proveedor, aunque algunos “encomienden a Dios su jugada”. En el caso de los cristianos que rifan algo, donde son mil concursantes para ganar cinco premios, seguramente todos oran pidiendo a Dios que les premie, pero ¿será que sólo oyó a los cinco ganadores y no escuchó a los noventa y cinco perdedores? Dios nonos bendice a través del azar. Debemos conocer más de la Providencia Divina. Dios está por encima de la ley de las probabilidades, al estudiar el libro de Estherencontramos esa realidad: “Porque Amán hijo de Hamedata agagueo, enemigo de todos los judíos, había ideado contra los judíos un plan para destruirlos, y había echado Pur, que quiere decir suerte, para consumirlos y acabar con ellos. Más cuando Ester vino a la presencia del rey, él ordenó por carta que el perverso designio que aquél trazó contra los judíos, recayera sobre su cabeza, y que colgaran a él y a sus hijos en la horca” (Ester 9:24-25). Nuestra suerte fue echada en Cristo en la cruz del calvario: “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes”. (Lc.23.34). Dios es nuestro proveedor:  “Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá.  Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto”. (Gn.22.14). Por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre. (Sal. 68.10.b).Bendeciré abundantemente su provisión;a sus pobres saciaré de pan. (Sal.132.15). “En la casa del justo hay gran provisión;pero turbación en las ganancias del impío”.  Irónicamente, tanto el ganar como el perder nos puede llevar a ser cada vez más individualistas y a perder nuestra dependencia de Cristo. Se nos ha llamado para que reflejemos la luz y la verdad de Cristo en nuestra vida cotidiana. Debemos cuestionar toda práctica que nos evite vivir nuestra vida como testimonio al Señor, o que disminuya nuestra confianza plena en que Dios puede proveer nuestras necesidades diarias. Los juegos de azar son una de esas prácticas.
Espero que al estudiar estos principios, muchos sean edificados, y que crezcan en el conocimiento de Aquel que “…sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” (Heb.1.3), y quien es poderoso para proveernos todo “…conforme a sus riquezas en gloria” (Fil.4.19).
Bendiciones y éxito